martes, 11 de noviembre de 2008

Trabajo Práctico de Historia

Nombre del Trabajo: Virreinato del Río de la Plata

Profesora: María Isabel Barrionuevo

Integrantes:
• Aldet Cindy
• Bourre Agustina
• Zamudio Jimena

Curso: 2° II°

Colegio: Instituto Social Militar Doctor Dámaso Centeno

Año: 2008
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Consignas del Trabajo:
1- Confecciona un mapa con la división territorial del Virreinato.
2- Mencionar los países actuales que formaron parte del Virreinato.
3- Indicar por qué razones se creó el Virreinato.
4- Escribe sobre Buenos Aires en el siglo XVIII. Población (según censo de 1770). Costumbres domésticas. Nuevas iglesias. Arquitectura. etc.
Realiza un trabajo individual, escrito a mano, letra clara y legible. Acompaña con ilustraciones. Indica la bibliografía al final. Puede ser :
"Historia de los argentinos" de C. Floria y C. García Belsunce.
"Historia Integral de la Argentina" de Félix Luna.
http://www.elhistoriador.com.ar/
www.argentina-rree.com/2/2-004.htm


1- División territorial del Virreinato del Río de La Plata




Las Divisiones del Virreinato y sus Ciudades
Intendencia de Buenos Aires: Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe, Carmen de Patagones
Gobierno de Montevideo: Montevideo, Colonia
Gobierno de Misiones: San Ignacio
Intendencia del Paraguay: Asunción
Intendencia de Córdoba: Río Cuarto, Córdoba, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis
Intendencia de Salta: Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy
Gobierno de Chiquitos
Intendencia de Potosí: Potosí
Intendencia de La Paz: La Paz
Intendencia de Cochabamba: Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra
Intendencia de Charcas: Charcas
Gobierno de Moxos

2- Los países que formaron parte del Virreinato del Río de La Plata fueron:

  • Argentina (toda su extensión territorial)

  • Paraguay (toda su extensión territorial)

  • Uruguay (toda su extensión territorial)

  • Bolivia (toda su extensión territorial)

  • Brasil (sudoeste)

  • Perú (sudeste)

  • Chile (norte,este y sur)


3- La etapa colonial (lo que hoy es la Argentina) perteneció al Virreinato del Perú hasta que en 1776 el rey Carlos III creó el Virreinato del Río de la Plata, cuyo primer virrey fue Pedro de Cevallos.
Se formó por las siguientes razones:
• Los Españoles querían formar un Virreinato que dependiera pura y exclusivamente de ellos.
• Los portugueses avanzaban hacia el territorio.
• Los comerciantes de Buenos Aires querían que su puerto comercialice únicamente con España, y no por medio de Lima. Si los productos pasaban por Lima, su costo era mayor.
En fin; los avances de los ingleses, la presión portuguesa sobre la Colonia del Sacramento, toda la Banda Oriental y los otros territorios limítrofes entre hispanos, portugueses y brasileños, la creciente importancia que iba cobrando Buenos Aires como centro comercial y el estuario del Río de la Plata como entrada al continente, la defensa de los puertos de Buenos Aires y Montevideo y las sucesivas expediciones inglesas y francesas sobre las costas patagónicas que deseaban tener poder sobre esas zonas.
La capital del Virreinato del Río de la Plata residía en Buenos Aires, su jurisdicción (abarcaba Asunción y Montevideo) fue anexada a la Real Audiencia de Charcas (todo el Alto Perú, actual Bolivia), y a la provincia de Cuyo (que hasta entonces había sido la jurisdicción de Chile). Pasado un tiempo, la Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782 dispuso dividir el Virreinato del Río de la Plata en ocho intendencias y cuatro gobernaciones (además de las gobernaciones militares y políticas de Montevideo y de los pueblos de las antiguas misiones jesuíticas). Pero como consecuencia del informe presentado por el Virrey J. J. de Vértiz, esta estructura fue modificada por Real Orden del 29 de julio de 1782 y por la cédula aclaratoria en 1785, eliminándose las intendencias de Cuyo y Santa Cruz de la Sierra y dividiendo a la del Tucumán en otras dos. El virreinato quedó integrado por las intendencias de Buenos Aires, Paraguay, Córdoba del Tucumán, Salta del Tucumán, La Paz, Charcas, Cochabamba y Potosí, más cuatro gobernaciones, que fueron las de Montevideo, los pueblos de las misiones guaraníes, y los de las provincias de Moxos y Chiquitos. Más tarde se agregó la gobernación de Puno (impuesta en Perú en 1796).


4- Buenos Aires en el siglo XVIII:
Higiene e instrucción
La sanidad de Buenos Aires ofrecía a fines de este siglo graves deficiencias. La falta de médicos competentes y la ausencia de hábitos esenciales de higiene conspiraban contra la salud de los pobladores. Periódicamente hubo que soportar epidemias, situación explicable si se piensa que en los fondos de las casas se criaban animales, cuya suciedad se añadía a la que provenía de los cueros, grasas, sebos y carnes saladas, fáciles de corromperse y atractivas para toda clase de insectos y alimañas. A estos focos se sumaban los basureros, los pantanos callejeros –muchas veces rellenos con deshechos-, los animales muertos y los desperdicios de todo tipo. El agua no era de buena calidad, ya que se la sacaba de los posos del río, circunstancia que desmejoraba las condiciones sanitarias de una ciudad cuyo gran higienizador era el viento Pampero, que soplaba de cuando en cuando.
Fue el intendente Sanz quién impuso una campaña de limpieza de las calles, y el virrey Vértiz, al crear el Protomedicato, hizo controlar el ejercicio de la medicina y la calidad de los medicamentos; con ello logré infundir respeto a médicos, sangradores, cirujanos y boticarios. De todos modos, hacia 1790 se pidieron médicos a España y se establecieron cátedras costeadas con los fondos de las temporalidades.
También se impulsó la instrucción pública. Además de los conventos, había algunas escuelas privadas, entre ellas la de Francisco Javier Argerich y la de Saturnino Rodríguez Peña. En esta última, además de a leer y escribir, se enseñaba historia antigua y de España, latín y dramática. Una de sus instituciones, tenía aspiraciones universitarias, aunque nunca logró autorización para otorgar grados.
En cuanto a las diversiones, estaba la casa de comedias, pero también los ocasionales espectáculos de los volatineros y las corridas de toros.
En suma, la ciudad disfrutó de un notorio crecimiento a partir del establecimiento como capital del virreinato. Se había visto beneficiada con una serie de iniciativas que en poco tiempo le dieron el aire de una ciudad integrada y rica. Pero por encima de esas ventajas, buenos aires tenia algo que la distinguía de las otras ciudades del virreinato, y hasta podría decirse que de otros núcleos urbanos de América: una burguesía comercial activa, dinámica y ambiciosa, quedaba al conjunto un tono muy especial, matizado por algo así como una democracia elemental donde el éxito económico era el escalón del triunfo social y político.
La ausencia de una aristocracia y el contacto con navíos de Europa y los estados unidos daban a su población una versatilidad de la que carecían otras ciudades con más linaje y más antiguas.

La economía del Virreinato
La zona del Río de La Plata carecía para la época de recursos comunes en otros lugares como piedra, madera y minerales, por lo cual la economía estaba basada en la producción de ganado, especialmente vacuno y caballar. El cuero de las vacas sustituyó a casi todos los demás materiales escasos, creándose la llamada "cultura del cuero". La zona ocupada por la actual Bolivia, era rica en minerales como la plata, por lo cual se desarrollaron explotaciones a gran escala desde el comienzo de la ocupación española. Las provincias del actual Noroeste argentino se posicionaron como proveedoras de insumos de las minas bolivianas. El Virreinato sufría de regulaciones al comercio que solamente le permitía comerciar con España o con otras colonias españolas, concentrándose todo el comercio exterior en manos de unos pocos españoles privilegiados. Ante esa situación surgió un intenso contrabando, el cual no era mal visto por la población, sino todo lo contrario.

La esclavitud
Los españoles no tomaban a los aborígenes americanos como esclavos, sino que los encomendaban a dueños de propiedades agrarias para su supuesta "educación" y conversión al cristianismo, siendo esto en algunos casos una explotación y una opresión de los habitantes originales del Virreinato. A pesar de ello, los aborígenes no eran considerados oficialmente como esclavos. Los esclavos se introdujeron desde África, siendo personas de raza negra, las cuales eran sometidas a tareas de servidumbre. La esclavitud existió en el Virreinato pero nunca llegó a la escala en la que se hallaba implantada en otras regiones americanas.

La construcción
La carencia de piedra en muchas zonas obligó a la población a construir sus viviendas con adobe y materiales cerámicos. Las casas eran bajas y contaban en su mayoría con habitaciones conectadas todas con un patio central que en algunos casos tenia una galería o un aljibe. Las ventanas de las casas estaban protegidas por rejas artísticas que con el paso del tiempo se volvieron voladizas, obstaculizando la circulación de peatones por las veredas. Las puertas de las casas se fabricaban con maderas talladas, que generalmente provenían de Paraguay. También eran muy utilizados de forma decorativa los azulejos de colores en diferentes disposiciones.

Las Casas del centro de la Ciudad
Además de ser más grandes y mejor constituidas, a menudo incluían uno o más departamentos junto a la vivienda principal. Para un comerciante próspero que vivía en el centro de la Ciudad era costumbre alquilar una serie de dependencias a un artesano con su familia, mientras que los cuartos de la esquina podían ser destinados a un comerciante minorista. Un edificio de este tipo pertenecía a don Alonso de Arce, un comerciante local que vivía con su esposa, un hijo y una hija, a tres cuadras de la Plaza Central. Este hombre, poseía tres esclavos y una esclava, mujer de uno de los esclavos. Los esclavos, sin duda, debían compartir las habitaciones por detrás de la cocina con una sirvienta mulata liberada, su marido que era un sastre portugués y la hija de ambos, además de otra mulata liberada, su marido que estaba empleado en la iglesia y la hija de éstos. La casa de Arce también incluía cuatro departamentos. El primer se alquilaba a un organista de Chuquisaca, Alto Perú, que vivía solo. El segundo era ocupado por dos comerciantes españoles que compartían los cuartos con cinco esclavos. En el tercero vivía un pardo liberado –que se ausentaba temporalmente porque trabajaba como peón en los barrios del otro lado del río- con su mujer mestiza y su hijo. El último departamento lo alquilaba un peluquero francés que vivía con una joven sirvienta negra. De un modo muy concreto, los edificios del centro de la ciudad representaban un microcosmos de su vida social y económica ya que alojaban bajo un mismo techo a las familias del sector comercial, burocrático y artesanal.

Las Iglesias
En los primeros años del siglo XVIII llegan a Buenos Aires los arquitectos Juan B. Prímoli y Andrés Bianchi, que inician la modernización de las construcciones eclesiásticas. Su primera obra es la iglesia de San Ignacio de Loyola, dispuesta en un ángulo de la Manzana de las Luces, en el barrio conocido como Catedral al Sur que hoy lleva el nombre de Monserrat. San Ignacio comenzó a edificarse en el año 1712 según diseño del jesuita bávaro Juan Kraus. Fachada barroca, planta en cruz latina, altar mayor del siglo XVII y retablo del siglo XVIII sufrió muchas modificaciones y se halla en un estado de avanzado deterioro.
A poco más de 100 metros se encuentra la Iglesia de San Francisco que comenzó a construirse en el año 1725 por el Arquitecto Bianchi. El primer arquitecto de Santo Domingo, vecina de San Francisco fue Antonio Masella que inició la obra en el año 1751 y concluye el Arquitecto Francisco Álvarez en el año 1783. La torre izquierda de la fachada es una réplica de la original y muestra las huellas de los proyectiles de las invasiones inglesas de 1807. En el atrio, el mausoleo del Gral. Manuel Belgrano. El actual barrio de San Telmo, vecino de Montserrat, toma su nombre a partir de la construcción de la Iglesia San Pedro González Telmo en el siglo XVIII. Este hermoso templo, obra del jesuita A. Bianchi sufrió innumerables modificaciones siendo la última en los años 40 del siglo pasado que le produjo cambios importantes en su fachada original. Se encuentra en un estado decadente con necesidad de urgente restauración.
En un lugar inhóspito con el horizonte inmenso de Río de la Plata a su vera y la Pampa infinita hacia el norte, se instalaron los padres católicos Franciscanos Recoletos. La capilla, el convento y las tierras feraces, eran el mundo de esos pioneros colonizadores. El tiempo, el trabajo y la constancia fue obrando los cambios para comenzar a principios del siglo XVIII la construcción de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, inaugurada en 1732. Fue director de la obra el padre jesuita Andrés Bianchi. En un hermoso rincón del barrio de la Recoleta se destaca entre verdes gomeros y jacarandaes la silueta inconfundible de la Iglesia del Pilar. Su fachada con reminiscencias europeas y americanas posee una torre y graciosa espadaña y campanario, pilastras toscanas y tímpano triangular sin decorar. Por amplio atrio ingresamos al interior de una nave donde se manifiesta en todo su esplendor el barroco en los retablos de las capillas laterales y altar mayor. El visitante deberá ir descubriendo otras bellezas que contiene esta joya del arte colonial argentino.
La iglesia Patrocinio de San José sobre la calle Ayacucho, de fachada románica, arcos de medio punto, vigorosa torre y columnas jónicas impresiona por su armonía. Su interior es de techo de cañón corrido, altar en ábside con hornacinas, vitrales y bóveda de la cúpula con ventanas en el tambor. Se destacan 10 paneles de colores brillantes en mosaico de la Virgen con el Niño Jesús, santas y santos.
En la misma zona está la Parroquia Universitaria San Lucas que pertenecía al viejo Hospital de Clínicas y en la actualidad es la Plaza Houssay. De estructura pequeña sin un estilo definido de única torre con techo de pizarra negra y muchos ventanales la hacen agradable y simpática. La parroquia Nuestra Señora del Carmen, de estilo neoclásico, una torre campanario, pilastras coronadas con miradores y gran rosetón se halla sobre la calle Rodríguez Peña. El interior es de techo decorado al fresco, de tres naves y púlpito y confesionarios de madera muy tallada. Concluyendo con las Iglesias del Barrio de Recoleta mencionaremos a la Parroquia Nuestra Señora del Valle, de líneas modernas construida a mediados del siglo pasado y la Iglesia del Corazón Eucarístico de Jesús (Las Esclavas) frente a la plaza Vicente López de frontispicio románico con arquitos ciegos y ventanas binarias. El interior de una nave, altar mayor en el ábside, vitrales en las ventanas, columnas corintias y techo de estilo gótico, hacen que el conjunto sea de gran calidad arquitectónica. En la Ciudad de Buenos Aires hay cerca de 200 Iglesias Parroquiales católicas y sólo hemos visitado una veintena distribuidas en cinco de los barrios que fueron fundacionales. Así como hay iglesias que se encuentran en buen estado, otras merecen urgentes trabajos de restauración.

La Población
Juan José de Vértiz y Salcedo (1719-1799)
Hizo levantar un censo de la ciudad y de la provincia que reveló una población de 37.679 habitantes; tomó provisiones respecto a los vagabundos, los huérfanos, las mujeres desamparadas o de mala vida, los mendigos, etc.; restableció la Hermandad de Caridad (precursora de la posterior Sociedad de Beneficencia); creó el Protomedicato para regular el ejercicio de la medicina y para asegurar el porvenir de la salud pública y de la preparación de médicos; su disposición ordenada de la riqueza dejada por los jesuitas (expulsados en 1767) ayudó a financiar muchos de estos esfuerzos.

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Imágenes

La Plaza del Mercado, que estaba entre el Fuerte y la Recova Vieja, era el sitio donde se apostaban los vendedores ambulantes.


Escudo de armas de Cevallos

Las tropas Cevallos, primer virrey del Río de la Plata, combatieron con los portugueses en Colonia del Sacramento (actual Uruguay) y restablecieron el dominio español en esta ciudad.

Casa y familias de la época



Nota de Manuel Belgrano al Virreinato del Río de la Plata.



Rey Carlos III


Nota: hacer click en las imágenes para ampliarlas
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Bibliografía:

- “Historia del Arte colonial Sudamericano”, Damián Bayón y Murillo Marx
- “Historia de los argentinos", C. Floria y C. García Belsunce
- “Historia Integral de la Argentina", Félix Luna
- www.argentina-rree.com/2/2-004.htm
- http://www.historiaglobal.com.ar/
- http://www.elhistoriador.com.ar/